El inicio de año trae aires nuevos, enero es como el lunes de la semana, entonces está bueno aprovechar ese impulso optimista para ordenar las ideas, bajarlas a papel quizás y tenerlas a mano, para chequear cada tanto.
Definir prioridades es importante, ya que todo a la vez no se puede.
Con una meta clara podemos dirigir todas las acciones y recursos con los que contamos, a nuestro objetivo. Estamos más atentos a oportunidades que coinciden con nuestro objetivo.
Para disfrutar del camino recorrido y no solo pensar en lo que vamos a lograr a fin de año, podés dividir tu meta en objetivos parciales a conseguir durante el año. De este modo, vamos obteniendo logros que nos alientan a seguir.
ENERO FEBRERO MARZO.
Hacé un mapeo: diagnóstico de la situación actual, definición de mi meta para fin de año, y en función de eso defino el gap que hay entre lo que tengo y lo que quiero lograr, ya sea en dinero, recursos humanos, capacitación, etc.
ABRIL MAYO JUNIO.
Definición del plan e implementación: reuniones con los otros y con vos mismo para empezar a lograr el objetivo.
Hacer una revisión y sincerarnos con las tareas que realmente podemos realizar, porque contamos con la capacidad o el tiempo. Para las demás actividades, necesitaremos armar un equipo o delegar en profesionales que confiemos.
El trabajo en conjunto potencia las ideas, quizás tu objetivo personal se puede convertir en el objetivo de un conjunto.
Ponerse en acción es clave. Activar ese proyecto haciendo, comenzando por el objetivo parcial, para no agobiarnos desde el inicio.
JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE.
Re direccionamiento: es momento para pegar un volantazo si el plan no viene funcionando. A lo mejor, hay que desarrollar alguna habilidad, convocar a personas nuevas, conseguir dinero o frenar. El contexto puede no responder como uno creía.
Hacer un chequeo el la mitad del recorrido para reafirmar o corregir situaciones. Toda planificación requiere de cierta flexibilidad porque hay factores externos que no podemos controlar.
Evitar quedarnos estancados en lo que no fue o paralizarnos. Podemos rescatar lo que logramos hasta el momento y re versionar nuestro objetivo final.
Potenciar lo que conseguimos, para no sentir que perdimos el tiempo o se nos fue el año en algo que no va a suceder. Tendemos a tirarnos palos antes que felicitarnos por lo que hicimos, por eso hay que renovar el compromiso y seguir adelante.
OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE.
Balance/Evaluación: etapa final, donde empezamos a evaluar lo que hicimos durante el año, cuánto avanzamos en lo que queríamos y recalculamos la estrategia para el año siguiente.
Estamos en la recta final, es clave soltar definitivamente lo que no contribuye a cerrar el objetivo.
Como solemos estar más cansados, pedir ayuda (puede ser delegar más tareas, invertir dinero).
En la evaluación final, celebrar los logros y aprendizajes. Capitalizar la experiencia del camino recorrido, todo contribuye a que sigamos creciendo.
Como conclusión, vas a ver que planificar te sirve para hacer foco en tus tareas diarias, bajar la ansiedad al tener un plan definido y poder materializar las ideas que estaban en un papel.
¡Trabajemos para que eso suceda!
by Rina Di Maggio
Entrenadora de negocios
Charlas MNW Toolbox.
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